Tiempo de silencio
Esta debería de ser la actitud.
Se imaginan a un cirujano que cuando está operando una apendicitis tuviera al fono del quirófano a un grupo que le silbara o insultara?, o a un mecánico comprobando el sistema eléctrico de su vehículo mientras usted le increpa y abuchea?, o servidor mientras escribo esta crónica tuviera a media docena de pesados que faltan al respeto y me pitan?. Seguramente el trabajo del médico, del mecánico y del mío no saldrían con la pulcritud necesaria porque estaríamos trabajando presionados.
En el fútbol sucede lo mismo pero aumentado por cien porque se trabaja ante miles de personas que tiene por costumbre juzgar cada intervención. Sugiero que lean la tremenda entrevista a André Gomes en la revista Panenka, brutal el saber gestionar la presión, el pánico y la responsabilidad. El futbolista es consciente del rol que desempeña en el césped y de la intransigencia de ciertos espectadores que se creen, por el mero hecho de pagar una localidad, con derecho a la falta de respeto.
Viene esta reflexión a cuento por lo que hemos visto en los últimos partidos en casa con ciertos aficionados y los jugadores del Nàstic. Marcador en contra y en las gradas se percibe un murmullo de desencanto que se torna en silbidos para acabar con pañuelos blancos. Error si se creen que así se motiva al futbolista.
El jugador se bloquea más, duda en arriesgar, aumenta su presión y disminuye su autoestima circunstancias que por desgracia se contagian al resto de compañeros. Sin el preciso calor de las gradas, sin la vinculación espectador-jugador es muy difícil que se puedan levantar los resultados. Por eso es preferible antes que los pitidos un Tiempo de silencio, que ha resucitado en mi memoria porque fue una de las primeras novelas que leí en la Facultad de Literatura Española. Única novela de Luis Martín Santos publicada en 1962, ya que dos años después moría en un accidente de circulación. Ah¡ por cierto el argumento va de un médico que decide ser investigador científico pero ante la falta de apoyo de su entorno fracasa.
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