miércoles, 14 de marzo de 2018

Todos unidos en pos del gol, la victoria y los tres puntos.


En la galaxia futbolística siempre han existido y existirán guerras de los clubes externas o intestinas y normalmente no suelen acabar bien pero tal vez las heridas que dejan cicatrizan con mayor facilidad.  El Nàstic ha vivido batallas intensas como la del despilfarro nunca justificado de la etapa de Xavier Salvadó, la expoliación de los tres puntos frente al Atlético Baleares nunca se depuraron responsabilidades o la gran batalla perdida en Llagostera donde el atraco fue del calibre del Tren de Glasgow. 

La guerra de guerrillas es más cruenta, más larga y suele dejar más cadáveres (y si no que se lo digan a los americanos con el Vietcong o a Colombia con las FARC).  El Nàstic vivió recientemente alguna guerrilla como la denuncia de Alberto Benito, el fraude de Jose Sicart o la actitud de Emaná en el Hotel de Cádiz.  Siempre los ataques guerrilleros y ahora más con las redes sociales como gran arma de demolición suelen infringir daños colaterales. Varios clubs ahora mismo tienen batallas internas montadas como Málaga, Córdoba, Alcorcón, Getafe, Cultural o Deportivo, la mayoría en zona de descenso.

En el Nàstic se acaba de abrir una contienda o cruzada más bien nihilista. El punto de partida fueron unos comentarios muy incisivos y críticos de Toni Pinilla en las transmisiones televisivas de los partidos del Nàstic. Tal vez la equidistancia de un analista, hablo como periodista, el exdelantero del Nàstic no la haya tenido. Creo que conociendo a Pinilla no ha sido por mala fe sino porque opinaba desde la perspectiva de conocedor de la casa por sus excelentes años como futbolistas y sus opacas temporadas como director general.

Pero partamos de la premisa que estamos en una democracia (aunque con el gobierno del PP hay veces que lo dudamos) y cada uno es libre de opinar lo que le plazca. Emilio Viqueira como máximo responsable de la confección de la plantilla le contestó harto de los comentarios pero cometiendo el error de buscar el insulto para defenderse. Error. Al trapo también entró Nano que de hecho ahí era un convidado de piedra y mucho más al emitir el juicio antes del transcendental partido de  Los Cármenes. Y la guinda al pastel llegó desde el club que vino a decir que solamente las opiniones de los socios tienen validez.

Evitemos conflictos innecesarios, guerrillas de barra de bar y centrémonos todos en unir esfuerzos para eludir cuanto antes los puestos de peligro. Lo digo y repito, ojo con las redes sociales porque las carga el diablo.
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