martes, 5 de diciembre de 2017


El catalán Fran Mérida en un partido en el Sadar.

     En la ciudad de los encierros se quiso perpetrar una encerrona para que el partido de Osasuna frente al Nàstic no se suspendiera, pero los argumentos navarros no convencieron al colegiado sevillano Mario Milla. Los 14.000 abonados del club osasunista andan con la mosca tras la oreja con la directiva de Luis Sabalza porque le culpabilizan de la desastrosa campaña en Primera que conllevó el descenso en junio y el mal comienzo en el Sadar de la actual.

        Socios, prensa y plantilla gozaban durante la semana al contemplar como el Nàstic cada día contabilizaba nuevas bajas; al final el viaje a Pamplona lo realizó con nueve bajas y tres jugadores del equipo filial. Los tres puntos ya se guardaban en la caja fuerte de Osasuna. Una oportunidad para quebrar los malos resultados en propio feudo pues no ganaron ninguno de los últimos tres partidos.

       El manto blanco sobre el verde del Sadar propiciaba el inicio del éxtasis rojillo, más madera para que el Nàstic sucumbiera ante el alud de adversidades que acumulaba. Pero la decisión del colegiado enrabietó a los seguidores locales que presionaron a la directiva para que tomara medidas. Todas menos una, obligar al rival a disputar el partido el día después.

       Entonces la directiva ante el cabreo de la peña y para apaciguar los ánimos buscó un recurso, presentar un Recurso sin base sólida pero de momento ya señalaban al malo de la película (el Nàstic) que se había burlado del bueno (Osasuna), que por cierto hacia justo dos años se habían invertido los roles en un partido ante el Zaragoza.

         La directiva de Osasuna (es el único equipo de la Liga 1,2,3 que no es SAD) quiso adquirir los tres puntos a coste cero y orquestó el concierto del Recurso, por cierto muy desafinado. Según el reglamento de la RFEF en partidos de Liga a los equipos solamente se les pueden restar los TRES puntos por dos motivos: alineación indebida (lo que le sucedió al Nàstic con la titularidad de Tomeu Nadal frente al Baleares) e incomparecencia (cuando un equipo no se presenta a un partido con el oponente sobre el césped y la tripleta arbitral). 

       Ninguna de las dos circunstancias existen y la razón viste de grana en esta ocasión, pero el mal ambiente para la fecha en que se fije la disputa del partido ya se comenzó a cocinar y presumo que va a estar muy caldeado.
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