jueves, 12 de enero de 2017

Merino y Suzuki señalando el camino de la permanencia.

    Las matemáticas van muy ligadas al fútbol. De las cuatro operaciones básicas dos son fundamentales para adelantar en la clasificación (Sumar y Multiplicar), en cambio las dos restantes suelen ser un lastre al final (Restar y Dividir). El Nàstic se adentra en las últimas veintidós jornadas de Liga en las que necesita treinta y dos puntos para su supervivencia en la Liga 1,2,3. A los tarraconenses les ocurre como a aquel funambulista que intenta atravesar las cataratas Niágara suspendido en un alambre y con una pértiga como única defensa, cualquier error lo sumergen el las turbulentas aguas del río. 

      Quién es un crack en las estadísticas y porcentajes es mi buen amigo José Antonio Luaces, colaborador en varios medios digitales. Sus rigurosos estudios de los partidos mirados por grupos suelen casi siempre acertar. Hoy voy atreverme a aventurar un diagnóstico aunque confieso que soy hombre de letras. Ganar diez partidos y empatar dos no sería ninguna proeza, siempre y cuando nos olvidemos de lo que se ha sumado hasta la fecha. 

      Haciendo un ejercicio de ciencia ficción pongamos que el Nàstic sea capaz de ganar en casa a Huesca, Alcorcón, Numancia, Mirandés, Almeria, Mirandés, Reus D y UCAM, y fuera logre dos triunfos, Lugo y Sevilla At.. Quedarían dos empates que podrían ser, por ejemplo, en casa ante Córdoba y Oviedo. La salvación sería un hecho.

     El gran problema es que andar sobre el filo de la navaja sugiere que además del juego del equipo hay que sumarle la ansiedad, la necesidad, las decisiones arbitrales (cuando estás abajo tienes la sensación de sentirte más perjudicado), ser capaces de salir de la dinámica negativa y sobre todo la confianza a la hora de tomar decisiones sobre el césped. 

     Las nuevas incorporaciones (faltan algunas) deben dar frescura al equipo y sobre todo ayudar al grupo a reencontrarse con el fútbol que la temporada pasada supieron ofrecer. El cambio de sistema que ha implantado Juan Merino puede ayudar ya que pretende realizar un fútbol más práctico. De todas maneras llevar un cirio a Sant Magí no estaría de más.
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