miércoles, 20 de enero de 2016


David Rocha Mateos, un ejemplo.

Apreciado y admirado David:

    He elegido el formato epistolar para despedirme de ti, un futbolista clásico como tu, necesita de un formato clásico para su adiós. El éxito consiste en obtener lo que se desea, la felicidad en disfrutar lo que se obtiene, pienso que es tu caso. Llegaste con discreción impregnado del fútbol rudo, injusto y desagradecido de la Segunda B. Con perseverancia, esfuerzo y tenacidad te hiciste con la titularidad y generaste una sensación de jugador imprescindible. Pusiste el corazón sobre el césped y el aficionado te hizo un hueco en el suyo.

  Dicen que para desatar un nudo primero hay que saber como está hecho y tu desataste muchos nudos en el juego del Nàstic en momentos de dificultad. Recuerdo tus lágrimas de impotencia en Llagostera que un año después se mutaron en felicidad cuando se eliminó al Huesca con un gol tuyo. Tu juego iluminó muchas tardes grises. Dominado la zona ancha, aguantando el balón, trazando diagonales con la escuadra y el cartabón de tus botas, regalando generosas asistencias de gol y sobre todo con tu golpeo de látigo que convertía el balón en un obús, los rochazos.

   La vida futbolística te debía un ascenso y lo lograste a orillas del Mediterráneo,  porque el hombre que se levanta es aún más grande que el que no ha caído, y te marchas con el deber cumplido en busca de rentabilizar tus últimas bocanadas de fútbol. Creo David que pocos jugadores del Nàstic han disfrutado de una despedida tan sentida y sincera como la que te está ofreciendo la afición grana. Dejas tu hoja de servicio con 112 partidos oficiales y 16 goles, entre los Top-100 de la historia con más encuentros disputados.

  En el mundo del fútbol cada día más globalizado, generador de modas fútiles y mercantilista la mayoría de las veces los sentimientos se esconden en la tarjeta de crédito; en el mundo del fútbol, querido David, hay muchos, muchísimos jugadores, pero pocos futbolistas, y tu perteneces a este selecto grupo de personas que ejercen de futbolistas las 24 horas del día.

   Nada más, mucha suerte en Houston (ciudad recordada por 'Houston tenemos un problema', pero seguro que contigo el Dinamo no tendrá ningún problema) y solamente te pido una cosa David, que en tu gran corazón guardes un pequeño rincón para poder colocar el escudo del Nàstic y la admiración de una afición que ya te ha convertido en mito.

  Con los mejores deseos a uno de los futbolistas más íntegros que he visto vestir la camiseta del Nàstic, un abrazo.

Enric Pujol Cayuelas.- Periodista

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